¿Heridas, cortes, rojeces? El afeitado clásico de la barba es parte del ritual de higiene en la mayoría de los hombres y, aunque necesario, también resulta una fuerte agresión casi diaria en la piel. Para mitigar los problemas que puedan surgir a raíz del rasurado, lo ideal es hidratar bien el rostro, elegir una buena cuchilla y tomarse el tiempo necesario.
La barba del hombre está compuesta por unos 20.000 pelitos y crece una media de 0,3 milímetros cada día, lo que hace que se deba recortar a menudo. No obstante, al pasar la cuchilla se reduce notablemente la capa de sebo protectora de la piel. Recientes estudios dermatológicos apuntan que, debido al rasurado, la piel masculina puede sufrir heridas, irritaciones, alergias e incluso pseudofoliculitis (cuando el vello se introduce en la piel y provoca una inflamación).
Pasos para rasurar la barba con un afeitado clásico
Si queremos quitarnos la barba con un afeitado clásico, sin cortarnos y sin que la piel se vuelva áspera, seca e irritada, lo recomendable es afeitarse de forma adecuada siguiendo estos pasos:
1- Antes del afeitado: la mañana es mejor hora para afeitarse, momento en que los músculos de la cara están más relajados. Aprovechar la ducha para limpiar la piel con agua caliente y prepararla para el rasurado, el calor abrirá los poros y ablandará el pelo.
2- Aplicar el jabón: hoy día existen jabones naturales, ecológicos y cremosos que protegen la piel, frente a las espumas agresivas y químicas de toda la vida. Esparcir el producto por la zona por donde se pasará la cuchilla y dejar actuar unos minutos, así se deja que la piel absorba sus principios y cree una capa protectora para el afeitado.
3- Pasar la cuchilla: empezar por las zonas laterales de la cara y cuello y terminar en el bigote y barbilla, donde el pelo es más fuerte y necesita que el jabón actúe más tiempo. Afeitarse en el sentido del nacimiento de pelo, así se evitan rojeces, pelos encarnados y cortes. Hay que recordar mantener la cara siempre húmeda con agua caliente entre pasada y pasada. Una vez se haya terminado, aclarar el rostro con agua fría, de esta manera se cerrarán los poros.
4- Tratamiento hidratante: al terminar de afeitarse rehuir aplicarse productos after shave con alcohol, sobre todo si se tiene la piel sensible. Hay tratamientos más suaves e hidratantes, de textura ligera y de muy fácil absorción que, además, nutren y miman la piel desde el interior. Estas fórmulas, elaboradas a partir de aceites vegetales y flores de Bach, descongestionan, calman la dermis y aportan un toque de motivación a las mañanas complicadas.
Como vemos, un buen afeitado clásico no es tarea difícil, pero sí precisa de unos cuidados especiales para no maltratar a la piel. Lo idóneo es hacerlo con tranquilidad y echar mano de los productos adecuados, de esta manera, conseguiremos una cara lisa y sana, de esas que dan ganas de besar.