Las necesidades que tenemos varían entre estaciones, independientemente del ámbito que hablemos. Cambiamos las botas altas por las sandalias, abandonamos las bufandas calentitas por fulares playeros. En general, escogemos prendas frescas que nos ayudan a soportar el calor típico del verano. La duda que nos puede surgir es: ¿debemos cambiar los cosméticos que utilizamos en verano?
La respuesta es simple: Sí.
Si nuestro cuerpo nos pide cambiar de prendas, también, por salud, lo hará nuestra piel. Cambia la temperatura, pero no es lo único, sino que nuestro modo de vida y rutinas también. Esto podría traducirse en un desajuste que facilite la aparición de granitos, grasa, irritaciones… Aquello que durante todo el año deseamos evitar. Por eso mismo necesitamos unos cuidados específicos y, por ende, unos productos adecuados.
No hay un momento concreto para realizar la transición entre los productos de invierno a verano; debemos prestar atención a las señales externas (aumento de temperaturas, humedad, mayor exposición a los rayos del sol…) y a las internas (aparición de granos o rojeces, aumento de la grasa en nuestro cutis, piel más tirante…). Lo importante es mantener ese ratito para mimarnos que es nuestra rutina corporal o facial. Las condiciones climatológicas varían, pero nuestra salud nos acompaña durante todos los meses. Por eso mismo sí debemos cambiar los cosméticos que utilizamos en verano.
¿Las mejores opciones?
Cada persona es un mundo, por lo que es lógico pensar que los cosméticos afectan de igual forma. Pero hay consejos base que nos sirven:
- Utilizar cosmética con base acuosa. Estas formulaciones son más ligeras, por lo que son perfectas para situaciones en las que el sudor nos incomode, aportando a la piel un extra de hidratación y frescura.
- Un extra de hidratación y nutrición para el cuerpo. Funciona en la dirección opuesta que el rostro. Necesitamos este extra de hidratación y nutrición para combatir los efectos de haber estado expuestos a condiciones como el sol, cloro, calor… Por lo que es buena opción utilizar productos con una mayor carga de hidratación y nutrición. Ya sea en crema, sérum o aceite. Ya sabéis, el agua es vida y en verano mucho más.
- Di “bye, bye” (no, pero casi) al maquillaje: Lo ideal, para dejar transpirar a nuestra piel sin dejar de vernos espectaculares, es utilizar un maquillaje ligero. Más para corregir el tono que para cubrir la totalidad del rostro. Como simplemente corrector o BB creams. Y, por supuesto, aconsejamos maquillajes naturales hechos a partir de ingredientes ecológicos.
- No queremos oxidarnos. Dada la alta exposición al sol, nuestra fuente de antioxidantes se acaba antes, por lo que es necesario reponer. Tan simple como ir en busca de cosméticos con vitamina C y E. Además son cosméticos que previenen el envejecimiento prematuro.
Entonces, lo ideal es: utilizar cremas solares, hidratantes, sérums, tónicos, mascarillas y limpiadores. Eso sí, con el fin de identificar cuáles funcionan en nuestra piel, es conveniente hacer el cambio de uno a uno. Y lo fundamental: no abandonar ni la limpieza ni el cuidado general.